Érase una vez un famoso matemático
llamado Abderramán. Cruzando el desierto con su camello, se encontró con tres
hermanos que estaban discutiendo.
“¿Qué ocurre?” preguntó Abderramán.
Los tres hermanos estaban discutiendo sobre la herencia que
les había dejado su padre. El padre había dejado 17 camellos repartidos de la
siguiente manera:
Al hermano mayor, le correspondía la mitad (la mitad de 17
es 8 ½ - cifra imposible)
Al segundo hermano, le correspondía la tercera parte (la
tercera parte de 17 es 5 ⅔ - cifra imposible)
Al hermano pequeño le correspondía la novena parte (la
novena parte de 17 es 1 y 8 novenos – cifra imposible)
Abderramán bajó de su camello y dijo,
“Si me dais de beber a mi camello y yo, os ayudamos a
solucionar vuestro problema”
“¿Cuántos camellos tenéis?”
“17” ,
respondieron los hermanos
“Y si añadimos el mío, ¿cuántos tenemos?”
“18” ,
dijo el mayor (que sabía sumar)
“Ahora, vamos a ver cómo queda el reparto” dijo Abderramán.
La mitad de 18 son 9 camellos. El primer hijo se fue muy
contento con sus nueve camellos. Salió ganando.
La tercera parte de 18 son 6 camellos. El segundo hijo también
se fue muy contento con sus seis camellos. Salio ganando.
La novena parte de 18 son 2 camellos. El tercer hijo también
se fue muy contento con sus dos camellos. Salio ganando.
9+6+2=17
Abderramán subió a su camello también contento de haber
ayudado a los tres hermanos.
¿Qué ha pasado?
¿Ha hecho magia Abderramán?
1 comentario:
Soy Julia y lo que pasa es que si sumas el primer reparto sale casi 16 camellos. Redondean al alza cada hermano y ya sale 17.
Publicar un comentario