Mi rincón favorito es un pueblo de la Rioja, Santo Domingo de la Calzada. Allí nació mi madre.
Unas pinceladas sobre este bonito lugar:
Santo Domingo de la Calzada se levanta sobre una extensa llanura, a orillas del río Oja - que da nombre a la región-, en el extremo occidental de la Rioja, a los pies de las más altas cumbres de la Sierra de la Demanda.
Cuando mi madre dice que es de allí, todo el mundo le dice: "el pueblo de la gallina", y es por...
El milagro más famoso--de hecho, uno de los más populares de toda la Europa medieval--es la célebre historia de una familia alemana que caminaba hacia Compostela. Al pasar por Santo Domingo se alojaron en un mesón donde la moza de la casa sintió una fuerte atracción el hijo de la familia y se lo hizo saber. Pero el joven resistió los avances de la moza y ésta, humillada y rencorosa, escondió un vaso de plata en el zurrón del peregrino. En cuanto salieron los peregrinos a continuar su camino, ella le acusó de haberle robado el vaso.
Los oficiales de la ciudad prendieron y ahorcaron al romero. Los tristes padres siguieron su romería y, de regreso de Compostela, descubrieron que su hijo seguía vivo en la horca, milagrosamente sostenido y protegido por Santo Domingo. Fueron a decírselo al juez del pueblo, que en aquel momento estaba en la mesa a punto de comer un plato de pollo. Al oír lo que le afirmaban los padres, replicó con ironía: "Esta historia es tan verdadera como que este gallo y esta gallina van a levantarse del plato y cantar." Así lo hicieron las aves, ante el asombro de todos.
Si entras a la catedral puedes ver el famoso Gallinero de Santo Domingo de la Calzada, sin duda la más curiosa decoración de jamás ha ostentado iglesia del mundo, con su marco gótico tardío y sus rejas doradas, sigue alojando a un gallo y una gallina blancos, descendientes de aquellas aves que cantaron después de asados.
Todos los veranos, pasamos allí unos días. Días de descanso, tranquilidad, llenos de paseos, teatros callejeros, baños en la piscina,... y celebraciones familiares.
Si os animáis a visitarlo, no dejéis de ir a ver los gallos. Yo de pequeño entraba todos los días.
Víctor R.
No hay comentarios:
Publicar un comentario